Sigue, sigue, sigue, no te pares, sigue. Te da igual, no lo necesitas, así estas bien. ¿De qué te quejas? Sigue, siempre hay cosas peores, que manía con dramatizar todo. ¿Eres feliz?. Sí, lo eres. Mira a tu alrededor, a la gente le gusta, le gusta mucho contar lo infeliz que es y no se dan cuenta de nada en realidad. No pienses que eres la única a la que le pasa, mil y una pasaron por ello antes… Y si lo sabes, ¿por qué te afecta tanto?. Estos son pensamientos que pasan por nuestras cabezas muchas veces, pensamientos que intentamos reprimir pero a veces no somos capaces de ocultar. Todos tenemos días buenos, malos o días que son indiferentes, practicando la rutina que a muchos de nosotros nos asquea.
Muchos de esos pensamientos vienen dados por nuestra curiosidad, por querer saber la verdad de todo sin darnos cuenta de que muchas veces esta verdad puede ser muy dura, dolorosa e incluso incómoda. ¿Realmente queremos saber la verdad o solamente queremos buscar motivos para poder lamentarnos?. Esas verdades dolorosas, que en el fondo no queremos conocer, siempre van a reconcomernos por dentro. Seguimos luchando por destapar lo oculto aun sabiendo que nos afectará, en vez de dejar las cosas pasar. Yo creo que si pasa algo es porque tiene que pasar.
Puede que a veces digamos la verdad ya que es lo único que podemos ofrecer, o porque simplemente necesitamos decirlo en voz alta para poder oirla y saber que la hemos asimilado. Otras veces, la contamos porque no podemos aguantar ese peso nosotros solos y otras porque pensamos que a ciertas personas le debemos eso. Eso no esta mal, no es el problema... El problema es nuestra interpretación, nuestra manía de darle importancia a cosas que realmente no la tienen. Sentimos una imposibilidad de liberar nuestra mente.
Vivimos en tiempos de misterio, de cambio de ideas y de prueba. La actitud es sonreír hasta que la noche traiga de nuevo nuestros sueños y las nubs acolchen nuestra espalda mientras caemos al vacío, apartando las pesadillas que nosotros creamos, y despertándonos justo antes de chocar.
Vivamos los misterios que hacen interesante cada lugar y persona, guardando los secretos que nadie sabe y que puede que nunca existan. Empezamos a sentirnos especiales por cada pequeña cosa que nos pase. Viajemos a un lugar donde no queda nadie y pensemos que somos los primeros en llegar y ver ese paisaje. Atravesemos los frágiles y cristalinos fracasos y afrontémoslos como si nadie nos pudiese parar. Intentemos volar a escasos milimetros del mar y gocemos de la libertad que años atrás dejamos, en la infancia perdida, donde todo era posible y mágico. Habrán cosas que nos dejen de importar con facilidad y que son la clave para entender que hay veces en las que es mejor perder para poder comprender y aprender como solucionar lo que puede que nos cueste más echar a un lado. Siempre va a ser más difícil, pero la base es la misma y son residuos de hechos pasados que no debemos permitir que bloqueen nuestra cabeza.
Que si los problemas no avisan al llegar, haz las maletas y echa a volar cuando te vengan a buscar. Sin más... Atrévete a vivir la libertad.