Me niego a poner nombres a los sentimientos.
No quiero poner precio, fecha de caducidad,ni sabores a los besos, ni color a los momentos negros.
Es mejor dejarlos pasar.

02 noviembre 2011

Veinticinco de Diciembre

Eres la Tierra que creó mi vida, principio del mundo y del todo... Dedicación eterna, cada día, cada mes, cada pedazo de perpetuidad...
Y eres tú la verdadera religión , el Dios  protector que me cuida en cada instante. Siempre rebosante de amor y dulzura, cobijándome con tu suave ternura. Llorando cuando lloro y vistiéndome con suaves palabras de aliento que hacen curar mis heridas. Eres tú quien me quiere en todo momento y me besa sin aparente razón... Quién intenta revivir cada palpitar de mi corazón.
Puedo decir que has sufrido conmigo cada golpe que la vida me ha dado, cada alegría y tristeza, siempre tendiéndome la mano y compartiendo conmigo cada segundo. Y aunque a veces no lo sepa expresar, ¡cuántos besos y abrazos que sin tú saberlo me estaban levantando, animando y alentando!.
Gracias por tu coraje en los peores momentos, por tu bondad de entender, o por lo menos intentar entender, mi manera de ser, por tu lucha para que todo salga bien... por ser mi madre.
Aunque vivamos en un mundo decadente y sin compasión siempre surge un individuo que intenta liberar pensamientos y te hace ver que vale la pena seguir luchando por él. Esa eres tú.
Por lo anterior, te condeno a se madre todos los días de tu vida, desde mi nacimiento hasta el final, en la inocente y frágil niñez y en el escandaloso despertar de la mujer que poco a poco va naciendo en mi. Te condeno a ser madre en tu alma y en tu mente, en el vacío de las horas que someten la rutina de nuestras vidas y en el bullicio de los días de tiempo sin fin. En esas horas de trabajo que parece que nunca se acaban, en las horas de sueño... Sólo espero que tu condena pueda ser lo más dulce posible, desde el renacer de tu vientre hasta un futuro muy lejano. Serás madre por la eternidad de eternidades y quiero que sepas, que tú, madre Tierra, que compones mi naturaleza y me haces crecer, eres mi pequeña utopía. Mi mundo inventado y perfecto. Toda una caja de sorpresas que haces que la rutina y las horas cobren sentido.
Te podría escribir una libreta de infinitas páginas, con mi bolígrafo de infinita tinta, infinitas palabras de amor... Te podría regalar todas las estrellas que componen el firmamento, las conocidas y las que quedan por conocer en la inmensidad de nuestro Universo... También te podría regalar las flores más bonitas que jamás tus ojos hayan visto u obsequiarte con algo material como rubíes, perlas, esmeraldas... Pero nunca jamás, sería suficiente para poder agradecer tu querer.
Muchas gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario