Ella se fué. Lo dejó todo atrás y no giró la cabeza ni un milímetro mientras se alejaba por el muelle del puerto de Vigo. Escuché como se distanciaba el sonido de sus ruidosos tacones, esa música que siempre me había fascinado ya que anunciaba su llegada, la llegada de la música celestial de su voz. No le quise preguntar por qué se iba, simplemente dejé que se fuese, continuando el camino que siempre debió seguir y que tantas veces intentó esquivar desviandose por cada pequeño sendero que se cruzaba en su vida. Esta vez había decidido no tener miedo y afrontar las consecuencias... Lo note cuando llegó y me miró a los ojos.
Toda la semana habíamos hablado sobre cómo estábamos proyectando la vida de distintos personajes de la literatura y de la televisión a los cuales admirábamos en nuestra propia vida, sin darnos cuenta de que las situaciones que dichos personajes viven no son más que pura ficción. Si en algún momento algo salía excesivamente mal siempre se puede borrar y cambiar la historia.
Unos años antes, habíamos decidido experimentar todos los placeres que la vida nos podía ofrecer... Bebimos todo lo que se nos puso por delante, probamos drogas que nos hicieron volar, y no intentéis opinar si no las habéis probado, porque realmente hacen volar... Promiscuidad y sexo sin protección, sería muy mala suerte que con la cantidad de personas que habitan el planeta justo fuese a nosotros a quién nos pasase. Corrimos riesgos, desafiando a la autoridad y mándando todo a la mierda... Pero todo esto acabó. Caminamos por la vida pensando que no hay límite, que no va a llegar un punto en el que debas parar, o mas bien te veas obligado a parar si no quieres que la vida te haga frenar en seco. Pero ahora todo acababa de cambiar.
Desde el día en el que nos conocimos, ella siempre se había refugiado en mí. Éramos ese tipo de personas que se creen fuertes e invencibles pero en realidad, éramos jóvenes, débiles, inexpertos e inmaduros... Y estábamos a punto de meternos en la boca del lobo. Yo tenía problemas en casa y habría hecho cualquier cosa por salir de alli. Ella se sentía sola y no encontraba a alguien con tantas inquietudes y ganas de vivir. Fue una mala unión, porque desde el momento en el que me dijo su nombre, ambos estábamos destinados a echar nuestra vida a perder, a vivir una serie de sucesos que finalizarían con en el caos mismo. Pasamos muy buenos momentos hasta que llegamos a una situación de pobreza extrema, no sólo económica, que tambíen, las drogas son muy caras, sino espiritual. Teníamos veinte años y ya habíamos vivido todo lo que podíamos vivir, muchas cosas que todo el mundo vive, otras que no, pero en un tiempo muy reducido. Nuestros cuerpos ya no daban para más, estábamos enganchádos a todo lo enganchable y en una situación precaria. Hacía mucho que ya no vivíamos en casa y el trabajo no abundaba. Entonces llegó el día en el que todo se derrumbó.
A pesar de tener poco siempre habíamos estado bien, pero esa noche ella llegó entre lágrimas, gritando que se estaba muriendo. Al principio me enfadé y empecé a gritar. No era posible que eso pasase, nosotros éramos jóvenes y teníamos suerte; siempre nos había ido bien juntos, no habíamos tenido problemas importantes y ahora... Siempre resistiendo, siempre comiéndonos el mundo y ese día llegó y tiró por la borda todo lo que juntos habíamos construido. Me contó que se sentía débil desde hacía un tiempo, que le salían herídas en la boca y bultos... Estaba muy cansada y sus manos estaban llenas de erupciones. No paraba de toser y decía que le dolía la garganta. Yo me tranquilicé y sujeté su mano firmemente. Ella salió corriendo y sólo unas horas más tarde supe que la volvería a ver al día siguiente.
Quedamos en el faro... Donde tantos momentos habíamos pasado, viendo el mar, las formas de las nubes, el color del horizonte... Llegó para marcharse y, ahora sé, que no la volveré a ver. Ella intentará sobrevivir a lo que juntos nos buscamos, desintoxicándose y luchando contra una enfermedad que nunca pensamos que llegar a nosotros. Esta vez seguirá el camino sin pararse, sin dudar, con valor.
Yo intentaré continuar, comiéndome las consecuencias que yo mismo me busqué, solo, aunque con ella siempre presente. Intentaré reconstruír mi vida y poder de algún modo agradecer, que el destino no tuviese un final tan crudo para mi.
Vive la vida, pero vívela bien. Sé consciente del valor que esta tiene, de lo frágil que es y de lo sencillo que es que se te escape de las manos.
Ju eso lo has escrito tú? Estás tronada... cómo mola! si escribes una novela yo te la compro y me la firmas, me pido tu manáger jajaj
ResponderEliminarAlgún día te enseñaré textos que escribo, de momento el mundo aún no está preparado xd
De parte de anónimo que Brenda te quiere muchíiiiiisimo jajaja
ResponderEliminarGracias anónimo jaja Por ahora no hay planes de novela no... pero bueno, esta bien saber que alguien la compraría jaja
ResponderEliminar"El dios de las pequeñas cosas" de Arundhati Roí, una escritora indú. Es muy bonita.
ResponderEliminar