Me niego a poner nombres a los sentimientos.
No quiero poner precio, fecha de caducidad,ni sabores a los besos, ni color a los momentos negros.
Es mejor dejarlos pasar.

04 noviembre 2011

Cabo Estay


Es tan fácil dejarse llevar por las olas de ese mar… tan sencillo perder la cordura entre los cantos de sirena. La luna maneja a su antojo las mareas de tu voz, y yo me ahogo en ellas. La arena se funde en mi piel y el viento susurra en mi oido la melodía de la libertad. Sentada en las duras rocas de una playa perdida en las proximidades de Vigo, puedo contemplar las nubes que danzan por el cielo, sin parar, sin detenerse un sólo instante, dibujando mil y una fantasías. Me imagino que soy un pez, nadando por el océano infinito. Soy la ola que nunca llega y nunca nace igual; un arcoiris, prisma infinito e intocable... Gotas que caen en este mar para volver a nacer en el cielo que cubre esta desierta playa. Afiladas conchas rodean la orilla, barrera de libertad, y las algas color esperanza ofrecen vitalidad a quien disfruta de su tacto. Un gastado velero se aleja de la costa, sorteando las olas que le invitan a volver a tierra. Aferrando el timón, el viejo lobo de mar lucha para continuar su camino hacia el horizonte perdido del que nunca debió salir. Fugaces arroaces le acompañan en su viaje, siguiendo la estela que el velero tatúa en el profundo océano. Deja que el sonido del mar te ahogue con su compás al ritmo de las aventuradas olas y sumérgete en la paz que éste te ofrece, olvidando quién eres, dónde vives, que te preocupa... Siente ligero el peso del mundo internándote bajo sus aguas. ¿Lo sientes?.

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