Llevaba mucho tiempo pensando sobre la vida. Sobre como una persona puede marcarla, queriendo o sin querer y como eso repercute en todo lo que hagas. ¡Maldito subconsciente!. Me quede dormido, fue entonces cuando la vi...
Ella se asomó a la ventana. El viento acariciaba su cara, despeinando su pelo y apartándolo de la cara. Fue entonces cuando pude ver la expresión de su rostro: sus ojos claros del color de la hierba recién cortada, sus piel pálida como la luna cuando esta llena, su boca...su boca pidiendo socorro. Parecía que nadie se diese cuenta de que detrás de esa apariencia, pedía con todas sus fuerzas ayuda.Me acerqué a ella y quise decirle algo, quise intentar animarla, pero sus ojos me inundaron de tristeza, me hicieron sumergirme en un río con corriente del cual es casi imposible sacar la cabeza. Ella se acercó, me miró durante unos segundos y me dijo: "nunca dejes que te quiten tu luz, que tu sonrisa se apague, que tu corazón se enfríe. Nunca dejes de escuchar la música que tus sentimientos crean y sigue los pasos que esta marca. Si no lo haces puede que nunca recuperes esa luz, que se apague el brillo de tus dientes, que tu corazón se vuelva dura piedra y que esa música que antes sonaba se convierta en un molesto estallido que corta cada paso que quieras dar". Acto seguido me acarició la cara. Salí del agua y pude respirar, ella me había sacado. Ella me había salvado.
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