Puede, que mañana se escape el Sol, y que tú mires tu
despertador, contando segundos con cada promesa. Y puede, que la risa venza al
dolor, y que tus labios llenen de sabor, todos los besos que creíste muertos.
En cada hoja un sueño impreso, una caricia en el ascensor, una mirada que
parece explotar… Días, en los que no recuerdas el olor de aquellos pasos que
pudiste dar, entre las sombras de aquel frío invierno.
Recogiendo granos de color, en esa arena fría que te quema,
mientras tú luchas entre todo el mal, para nacer entre espuma que te enreda.
Clases, en las que aprendimos a olvidar, todo aquello que te prometí que
rompería con tus maneras… Y puede, que si me dices “vamos bien” el mundo gire
al revés y descoloque la historia entera. Y si mañana, la Luna cambia de color
y tiñe el cielo con su voz, olvidaré lo que une el corazón a mi cabeza…
Cordura… esa palabra tan loca, que se equivoca una vez tras
otra y pierde trenes en tú estación…
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