Me niego a poner nombres a los sentimientos.
No quiero poner precio, fecha de caducidad,ni sabores a los besos, ni color a los momentos negros.
Es mejor dejarlos pasar.

02 junio 2012

Y si...



Parece que está en nuestra naturaleza, el creer unido a la prepotencia.
Somos crédulos, pues creemos en cosas que no podemos ver o comprobar: leyes de ciencia, Dios, la historia que los libros cuentan... Sin embargo, hay personas que se empeñan en hacer que todo esto parezca obvio, indudable y evidente, haciéndonos creer con más fuerza. Entonces dejamos de duda a un lado. Es mucho más cómodo así y si empezamos a dudar sabemos que al final, acabaríamos dudando de todo. Pero además de todo esto, también brilla en nosotros la prepotencia, ya que la mayoría además pensarán que creen en lo correcto. Antes la Tierra era claramente plana y ahora el Universo es infinito... ahora procedemos del mono, o somos creación de la religión... Nos sentimos superiores y puede que seamos lo más pequeño... creemos que sabemos más que lo que nadie supo y nos apoyamos en ciencias que a lo largo de los años no ha sido más que rebatida y reenunciada. O nos basamos en una religión, excusa de atrocidades. Todo sea por no utilizar la cabeza.
Y seguimos así, en nuestro día a día, haciendo desprecios a todos lo que difieren en forma de pensar. Si todos creemos que algo es amarillo, quien diga que es verde va a ser el raro, el enfermo, sin contemplar la posibilidad de que éste sea al final, el único acertado. Creamos una ley, la ley de la mayoría.
Y ahora puede que Einstein no tuviese razón y haya una materia más rápida que la mismísima luz... Adios a toda nuestra física. Y si nos equivocamos en algo que parece tan obvio, indudable y evidente, ¿cómo seguir creyendo sin replantearnos todo lo demás?. 

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